Las empresas las hacen las personas

Reflexión acerca del liderazgo

Crédito imagen: https://www.lifepositivism.com

Eso fue lo que me dijo una vez el gerente general de mi organización. Una verdad tan simple y evidente pero que muchas veces no somos capaces de entender.

Las empresas son organizaciones sociales complejas. Lo son porque están compuestas por personas. Las personas lo somos por definición. Cada uno de nosotros tiene pensamientos, emociones, experiencias, ideales, valores y principios distintos, que pueden hacer diferencia al momento de tomar decisiones y ejecutar tareas. De ahí la importancia del liderazgo para orquestar el éxito (o fracaso) de una determinada area, proyecto o iniciativa.

Una de las cosas que aprendí de aquel gerente general fue que un lider “inspira”. Lograr inspirar a las personas no es una característica trivial y tiene mucho que ver con la forma en que vemos el mundo y cómo nos proyectamos en él. Generalmente una persona que inspira es una persona que habla desde sus creencias y experiencias en lugar de hacerlo según el libro de turno. Su principal característica se basa en la forma en cómo se comunica; enfocándose en el porqué por sobre el qué de las cosas, hablando directamente a esa parte del cerebro que no expresa lenguaje, típicamente reconocida en las respuestas del tipo “no sé, pero algo me dice...” que lo escuche, siga, etc

Como lo hacía? Podría listar muchas cosas pero me quedo con esto: Todos los días por las mañanas, comenzaba recorriendo la oficina saludando a todos los colaboradores. Las personas nos sentíamos tremendamente valoradas y orgullosas de trabajar para esa esa compañía, queríamos alcanzar los objetivos porque creíamos en aquel líder, el cual constantemente nos desafiaba a romper esquemas y a mejorar continuamente en busca de la excelencia porque en el fondo, el creía que sólo liberando el potencial de las personas el éxito vendría como una consecuencia del trabajo de todos.

Recuerdo que en una oportunidad renuncié a la compañía. El me buscó y hablamos sobre muchas cosas, reflexionamos sobre las ambiciones y la importancia de pensar a largo plazo . Al final de la conversación me dijo: “Las organizaciones no son perfectas, porque las personas que las componen no lo son. Cuando de verdad sientas que esta empresa ya no es para ti, ven a verme y yo te ayudaré a encontrar algo mejor”. Al día siguiente fui a su oficina y sólo le dije gracias. No sólo porque quedarme fue a la larga una buena decisión, sino porque de uno u otro modo motivó mi búsqueda en el largo camino del liderazgo.

Bajo su liderazgo la organización vivió un profundo proceso de transformación. En tres años, la compañía profesionalizó sus procesos internos, duplicó sus ingresos, ganó participación de mercado y consolidó su posición dentro del portafolio de la region.

Podemos tener una hermosa placa con el propósito y valores de la compañía. Podemos tener los mejores procesos internos o contar con la mejor tecnología, sin embargo la real diferencia la hacemos todos nosotros (líder incluido), porque al final del día, las empresas... las hacen las personas.

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